Terapia para adultos que buscan una vida más plena

Te ayudamos a entender eso que te preocupa y no te deja levantarte con una sonrisa en la cara. A estar a gusto y vivir sintiendo que sabes lo que quieres y qué hacer para conseguirlo. Conócete, descubre tus recursos y disfruta de ti y de lo que te rodea.

El tiempo no lo cura todo. A veces es necesario contar con ayuda para tener la vida que quieres. A veces no es fácil, y no puedes solo. Buscar soluciones ya es hacer algo. Deja que te acompañemos en el camino.

¿De verdad necesito terapia/ un psicólogo?

Tener un bajón es algo que nos puede pasar a todos. Pero si la mala racha no se va y te cuesta cada vez más afrontarlo en soledad, puede que necesites de nuestra ayuda.

Aquí tienes algunas situaciones que pueden darte pistas.

No puedes dejar de preocuparte, y lo intentas con ganas. Es muy desagradable, sientes miedo, inseguridad, y huyes o evitas ciertas situaciones. Además sientes que tu cuerpo se descontrola (taquicardias, presión en el pecho, te falta el aire…) o haces algo compulsivamente (beber, fumar, limpiar…). La ansiedad se presenta de muchas formas (fobias, ataques de pánico, estrés, trastorno obsesivo-compulsivo e hipocondría). No lo dejes pasar y pide ayuda.

No tienes ilusión ni energía para hacer cosas que antes te resultaban fáciles. Lo que más te apetece es quedarte en la cama, porque salir de ahí es un esfuerzo increíble. No te apetece asearte o arreglarte, ni ir a ningún sitio, y por eso cada vez ves a menos gente. Tienes alterados el sueño y la alimentación. Y encima te sientes culpable por todo esto.

Te preocupas de manera continua por algo en concreto o varias cosas, y de una manera tan exagerada que te sientes también mal físicamente . El estrés es una ansiedad que se mantiene en el tiempo y te hace sentir que no llegas, que estás desbordada y siempre en alerta. Y claro, es agotador.

Tienes mucho miedo a algo que en realidad no es peligroso para tu vida. Por eso evitas hacer aquello que te provoca el miedo o huyes de ciertas situaciones, personas o lugares. Además, cada vez va a peor. Las hay de muchos tipos: a conducir, a ciertos animales, a las alturas, a los espacios con mucha gente…

No te aceptas y no te consideras capaz de superar tus problemas o enfrentarte a algún reto. Dependes mucho de las valoraciones de los demás y tus relaciones con la gente son difíciles. No crees en ti mismo, tienes muchas inseguridades y además te sientes culpable por todo ello. Tu autoestima está por los suelos.

Y por eso estás muy cansada, física y mentalmente. La falta de un buen reposo hace que no puedas concertarte bien, que estés irascible e incluso tengas pérdidas de memoria. Si la situación se prolonga mucho o tienes que recurrir a fármacos y buscas otra solución, la terapia puede ayudarte.
Te sientes incomoda con otras personas, incluso te genera ansiedad. Te cuesta expresar lo que sientes o hacer preguntas por miedo al rechazo, o no te crees con derecho a hacerlo. Evitas el enfrentamiento. O por el contrario dices lo que se te pasa por la cabeza aunque le hagas daño a otros. O aguantas y aguantas hasta que explotas.

Estás muy triste, no tienes hambre y no duermes bien. Quieres estar sola, llorar. Recuerdas todo el tiempo a esa persona que se fue. No aceptas la pérdida y te sientes desbordado. Todo esto es normal porque el duelo es un proceso natural, pero a veces se necesita ayuda cuando estos síntomas duran mucho y/o se vuelven más graves.

Sientes que tus músculos y tu flexibilidad están cada vez más débiles y tu estado de animo es un desastre, con mucho estrés. Crees que no hay vuelta atrás y es imposible arreglar lo que te pasa. Lo llevas como puedes, a veces quieres luchar, otras veces te enfadas, otras veces quieres distraerte para no pensar en ello.
Es algo que no tenías previsto y te supone un reto que no sabes bien cómo afrontar. Sientes ansiedad, miedo, estrés. Incluso enfado y frustración, y por supuesto también estás triste y puede que sin esperanzas. Todas estas emociones son normales, pero la terapia puede ayudarte a gestionarlo mejor.

¿Cómo te ayuda la terapia?

  • Te acompañamos a abordar esas situaciones que te generan miedo o ansiedad. Juntos descubriéremos que no corres peligro.
  • Aprendes a quererte y a cuidarte.
  • Recuperas las ganas por hacer cosas y estar con otras personas.
  • Entiendes el porqué de tu depresión, reflexionas sobre tus hábitos y descubres que puedes hacer cambios sencillos que traen mucha mejoría.
  • Evitas sentirte culpable por sentirte mal, respirando y aceptando lo que te pasa.
  • Descubres que eres capaz de hacer muchas más cosas de las que creías.
  • Eres capaz de ver alternativas y soluciones que antes no veías.
  • Ganas en relaciones de calidad, te sientes independiente e interactúas con menos ansiedad.
  • No te comparas con los demás constantemente.
  • Puedes expresar tus emociones con libertad, sin hacerte daño a ti o a los demás.

¿Cómo es una sesión de terapia en Luzanda?

En Luzanda encontrarás un espacio seguro y tranquilo, muy acogedor. Para nosotros lo más importante es escucharte y comprenderte sin juzgarte. Conoce aquí nuestro centro.

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